Ramón Xirau sufre de nostalgia por la unidad del ser humano: entre la acción y la teoría, entre la emoción y el saber, entre la interioridad y lo público, entre Dios y sus creaturas. Su filosofía es una apuesta por el ser humano, por rescatarlo de la fragmentación.
En las últimas décadas se han publicado trabajos relacionados con la nobleza y el comercio colonial; sin embargo, el estudio académico de ambos temas y la forma en que se relacionan es reciente. El autor explica lo anterior y hace una revisión de la historiografía, la nueva historia y la "nueva" nueva historia.
La falta de estructuras, leyes y normas obligan a enfrentar el desencanto y recrear significados. El hombre será lo que haga de sí mismo y el lenguaje simbólico es su universo de posibilidad: pensar desde la alteridad, concebir al símbolo como compasión que invita a intentar comprender.
Los primeros dos capítulos de la obra de Joyce, vertidos al español, con un aparato de notas erudito y atento. Una verdadera proeza de traducción, una aventura del lenguaje, la imaginación y el conocimiento.
Se presenta un panorama general de la Antigüedad tardía, más específicamente sobre el siglo tercero, y se expone cómo en ese período tanto el cristianismo como el neoplatonismo, y de manera prominente el filósofo Jámblico, elaboraron una síntesis entre religión, filosofía y paxis ética.
Las tres religiones monoteístas, judaísmo, cristianismo e islam, sancionan el préstamo con interés y la usura. Se analizan textos sagrados y su posible contribución, en el mundo contemporáneo, al respeto por el hombre y su dignidad desde su posible influencia en el sector financiero.
Los estudios acerca de la diplomacia cultural son prácticamente inexistentes en la historiografía mexicana. Este artículo busca explorar un ejemplo de esta rama específica de la diplomacia. El contexto de la guerra fría nos era propicio para funciones diplomáticas de este estilo. Sin embargo, con la experiencia acumulada en el campo de la literatura, de la política y de la diplomacia cultural internacional, el Embajador Jaime Torres Bodet, de 1954 a 1958, presentó una imagen de la cultura mexicana atractiva y realizó un gran número de iniciativas culturales con la colaboración de personalidades de primer plano en la ciudad de París.
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