El diseño de políticas en un mundo integrado: de la supervisión hacia…?

La eficiencia de la supervisión multilateral y de las instituciones encargadas de llevarla, a cabo, ha sido puesta en tela de juicio por la expansiva serie de crisis que han caracterizado a los años noventa. Nadie cuestiona que las políticas domésticas de los países tienen importantes repercusiones mas allá las fronteras en un mundo donde las economías son interdependientes. Nadie duda que la supervisión es prima facie un elemento para fortalecer un consenso con respecto a estas repercusiones, para motivar a los países a ajustar sus políticas con base en la consideración de los efectos que salen de las fronteras y para vigilar que los gobiernos actúen de conformidad con los términos de los acuerdos que se toman. Sin embargo, la eficiencia de los mecanismos existentes para desempeñar estas funciones se ha perdido en una nube tras la crisis monetaria europea de 1992:93, la crisis del efecto Tequila de 1994-95, la crisis asiática de 1997 y las crisis de mercados emergentes de 1998, y en general como el resultado de la nula habilidad de la comunidad oficial para aportar algo con respecto a las causas o a las consecuencias de las crisis financieras.

Lo anterior, se reconoce en las críticas dirigidas al Fondo Monetario Internacional (FMI) y en las solicitudes para convocar a una nueva Conferencia Bretton Woods. Pero las mismas críticas y declaraciones revelan la ausencia de un acuerdo con respecto a cómo fortalecer la supervisión y, en particular, sobre la manera de advertir y manejar las crisis. Opiniones respetables se inclinan tanto por la expansión dcl FMI, como por su adelgazamiento, o proponen la fusión de éste con el Banco Mundial y con el BIS (Bank of International Settlements), o sugieren que ceda su vigilancia y sus funciones de prestador hacia fondos monetarios regionales, e incluso proponen la abolición de la institución. La ambigüedad y la naturaleza peculiar de lo que llaman “arquitectura financiera internacional”, tema objetivo de estos esfuerzos reformistas, hablan de la ausencia de definiciones que caracteriza este debate.

El presente artículo constituye una guía de sugerencias sobre el camino que debemos tomar a partir de ahora. La sección 2 se centra simplemente en la supervisión como supervisión misma En primer lugar señalo la necesidad de otorgar mayor importancia al tema de los estándares internacionales, ya que esta acción constituye una pieza central en la vigilancia multilateral del siglo XXI, y resalto lo que aprecio como las iniciativas oficiales del corto plazo en esta área. Describo, asimismo, una idea para reformar el FMI de forma que sea un canal más efectivo para realizar su función supervisora. La sección 3 corre desde la prevención de las crisis hasta su manejo, considerando cómo puede hacerse del Fondo un administrador de crisis más efectivo y evaluando las propuestas para expandir la carga sobre el sector privado en situaciones de crisis La sección 4 discute el papel de las políticas cambiarlas y de cuenta de capitales. La quinta sección es una posición escéptica sobre la política y la economía de los fondos regionales. Y para concluir, la sección 6 bosqueja la agenda política que está en proceso.

Autor: 
Barry Eichengreen
Número de revista: 
9
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