El profesor Pearce fue un pilar importante para la concepción y desarrollo de la economía ambiental. Sus contribuciones permearon en caso todos los ámbitos de la disciplina. David Pearce creía en la posibilidad de la valoración del medioambiente como una herramienta indispensable en el diseño e implementación de las políticas ambientales, introdujo el concepto de ahorros genuinos e identificó gran parte de las causas de degradación ambiental que se conocen. Aunado a su carrera académica, Pearce se esforzó para que sus ideas tuvieran una aplicación práctica con impacto en el desarrollo económico y en el medioambiente.
Es común escuchar a profesionales de distintas ciencias sociales, como la antropología y la sociología, afirmar que las herramientas de la economía neoclásica permiten explicar y predecir la conducta y las decisiones económicas del hombre occidental, el cual encaja con el prototipo del homo economicus y agente maximizador de utilidades que suponen los economistas formados dentro de la tradición neoclásica. Sin embargo, sostienen que no debemos emplear los mismos métodos de análisis a contextos culturales distintos al occidental, pues los patrones de conducta de un esquimal , de un hindú o de un aborigen australiano no guardan una relación estrecha con el comportamiento típico de occidente, egoísta e individualista. En algunas sociedades los seres humanos no son competitivos, y el grupo es más importante que el individuo. Dado lo anterior, se sostiene que la teoría neoclásica no permite explicar la conducta de seres humanos distintos al hombre “racional” de las modernas naciones de Europa y Estados Unidos.
Las instituciones, como las define Douglas North son las “reglas del juego” de la sociedad y tienen como objetivo facilitar la interacción social. Por otro lado, el desarrollo económico, según lo entiende Amartya Sen, es la ampliación de la esfera de libertades de los hombres. Este trabajo pretende estudiar, tanto de manen teórica como empírica la relación que existe entro las instituciones y el nivel de desarrollo do los habitantes de distintos países. Se encuentra que hay una relación positiva entre el imperio de la ley y distintos índices de desarrollo para una muestra amplia de países.
Marco Antonio Nieto Vázquez y Carlos J. McCadden M.
Parece que la definición de la Ciencia Económica contemporánea es más dependiente de David Hume que de Adam Smith, considerado el padre de la economía. El objeto de este trabajo es cuestionar la proposición de que la definición que establece que la Economía es la ciencia que estudia la conducta humana como una relación entre fines y medios limitados que tienen diversa aplicación, pertenezca a Lionel Robbins. También se pretende mostrar que la escasez, entendida como una condición fundamental del género humano, preocupación indispensable en las tesis de Gary Becker, podría haber sido originalmente propuesta por David Hume.
Es usual que los economistas, particularmente los estudiosos de la macroeconomía, hagan referencia a la ley de Say como aquella que establece que la oferta crea su propia demanda. EI objeto de este artículo es mostrar cómo la llamada ley de Say realmente tiene muy poca relación con las ideas del francés Jean-Baptiste Say (1767-1832). Lo que él planteó, la ley de los mercados, tiene un significado diferente al que usualmente se le ha atribuido a la frase: la oferta crea su propia demanda. Por lo tanto, se sugiere una reconsideración de este principio económico.
Ataques al excesivo formalismo de la economía, a su dependencia de modelos abstractos y a su uso de demasiadas matemáticas, han sido una constante en los últimos 150 años. La mayoría de los ataques han venido de personas externas, como por ejemplo, periodistas y oportunistas políticos. En este ensayo quiero dejar en claro tres puntos. Primero, muchas de las críticas al formalismo en economía son un ataque futil: en realidad lo que los buenos economistas hacen es mucho menos formal que la imagen popular. Los malos economistas, por supuesto, hacen mala economía: pero uno no debe confundir una queja sobre calidad con una queja sobre metodología. Segundo, cuando personas externas critican el formalismo en la economía, su verdadera queja no es sobre el método sino sobre el contenido - en particular les desagradan los argumentos “formales” no porque sean formales en sí, sino porque refutan sus doctrinas favoritas. Finalmente, en la práctica el formalismo es crucial para el progreso del pensamiento económico - incluso cuando resulta que ideas que fueron inicialmente desarrolladas con la ayuda del análisis formal terminan, con algo de trabajo, siendo expresadas en simple español.
El presente texto es un ensayo que pretende vincular a los conceptos torales de Economía y Cultura y cómo el primero tiene un poder explicativo no despreciable en la evolución del segundo. Para estos fines se hace una rápida exploración a través de la historia de la humanidad. Se concluye que la evolución futura de la Cultura tiene posibilidades ilimitadas por el sustento que le puede proporcionar la Economía, siempre y cuando la Cultura misma permee entre las hordas crecientes de bárbaros que ponen en entredicho tan alentadoras perspectivas.