El colapso del peso mexicano: ¿Qué hemos aprendido?

En el primer trimestre de 1995, México se encontró inmerso en un intenso pánico financiero. Los inversionistas extranjeros se retiraron de México a pesar de las altas tasas de interés de los instrumentos de deuda, una moneda subvaluada e indicadores financieros que señalaban solvencia en el largo plazo. Las condiciones fundamentales en la economía mexicana no son causantes de toda la crisis. Más aún, no fue resultado de una política fiscal irresponsable. La crisis se debió a choques inesperados ocurridos en 1994, y a las inadecuadas políticas aplicadas como respuesta a dichos choques. Como consecuencia del asesinato político de marzo, el tipo de cambio nominal experimentó una devaluación de alrededor del 10% y la tasa de interés sufrió un incremento de 7 puntos porcentuales. Sin embargo, la salida de capitales continuó. La política implementada fue la de mantener la regla cambiaria, y prevenir incrementos adicionales en la tasa de interés. El gobierno previno el alza en las tasas de interés a través de la expansión del crédito doméstico y la conversión, al tiempo de su vencimiento, de la deuda de corto plazo denominada en pesos (CETES) a bonos denominados en dólares (tesobonos). El resultado fue una caída en las reservas internacionales y el incremento en la deuda de corto plazo en dólares. El gobierno perdió liquidez y, por lo tanto, quedó financieramente vulnerable. Dicha falta de liquidez originó un pánico autocumplido (self-fulfilling). 

Autor: 
Jeffrey Sachs, Aaron Tornel y Andrés Velasco
Número de revista: 
1
--